Un WRC utiliza un
motor de hasta 1620 cm3 turbo con brida de 33 mm. La presión del turbo ha de
ser de 2.5 bares, y el conjunto del vehículo ha de pesar un mínimo de 1200
kilogramos. El ancho de vías es exactamente el mismo que sus hermanos de sangre
(1800 mm), pero cuenta con un kit aerodinámico muy superior al del resto de
categorías. Es el “rey de las pistas”, los mejores coches creados hasta el
momento para los rallyes o, al menos, los más efectivos.
Respecto a los RRC,
los Regional Rally Cars nacen como una evolución menor de los WRC. En concepto,
se trataba de crear coches homologables para campeonatos de menor importancia
sin desmejorar en exceso sus capacidades, y que ofrecieran la posibilidad de
correr a un coste más reducido. Sin embargo, los coches de esta categoría
acabaron compitiendo contra los S2000 en campeonatos como el ERC o el WRC2 con
un resultado extraordinario. El mismo Jan Kopecky reconocía hace pocas semanas
que el potencial de estos automóviles era brutal en este tipo de certámenes en
especial en zonas lentas en detrimento de los atmosféricos. Sin embargo, el de
Skoda afirmaba que en zonas rápidas el resultado era diferente, viéndose
invertido.
Volviendo a la
teoría, las principales diferencias entre un RRC y un WRC son el paquete
aerodinámico y mecánico, muy inferior al de sus superiores, y la brida, que
pasa a ser de 30 mm. O que los frenos son más pequeños, por ejemplo. Sin
embargo, un poseedor de un RRC puede convertir su modelo en un WRC en cuestión
de horas si adquiere el material adecuado al preparador y creador de su
vehículo. En esencia, y repito, ambos son lo mismo sólo que uno más
evolucionado que otro. Son “WRC encubiertos” que en otras épocas se encontrarían
en la vanguardia del Mundial sin duda alguna.
Ahora aparece una
nueva categoría, los R5. Dichos coches comparten el peso mínimo con sus
predecesores, así como otros datos como el ancho de vías, por ejemplo. Sin
embargo, cuentan con elementos parecidos a los de serie además de prescindir de
los paquetes aerodinámicos y mecánicos de los WRC igual que ocurre con los RRC.
Así pues, ¿cuál es la
diferencia entre estos últimos y los R5? Muy sencillo: el coste de adquirir uno
es infinitamente más bajo, y se colocan a la vanguardia de otros modelos como
los S2000 o los RRC. Cuentan con una brida de 32 mm y rinden 20 caballos menos
que un WRC (280 CV), y han sido diseñados para competir en certámenes europeos
y dentro del WRC2. Muchos rumores sostienen que los R5 están siendo preparados
para poder sustituir a la categoría reina del Mundial de Rallyes, pero a priori
este caso no es el correcto.
Como si de la
película de García Berlanga se tratara, los entusiastas de los Rallyes ven como
una nueva categoría aparece en el plantel de modelos con una celeridad pasmosa.
Nuevas posibilidades para un deporte en capa caída, que busca en la reducción
monetaria por carrera la salida a una crisis que le golpea virulentamente. De
momento, Ford y Peugeot han sido las marcas pioneras con los R5, campeonato que
se puede ver animado en función de los pilotos y equipos interesados en ellos.
La pregunta es...
¿Qué ocurrirá en el futuro? Lo veremos en próximos capítulos de una historia
que comenzará este fin de semana en el Geko Ypres Rally en manos de un Thierry
Neuville en estado de gracia y de un Kris Meeke que vuelve a por todas.